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Manillas de puertas y ventanas: por qué ocuparse de ellas

La manilla, esta desconocida

¿Quién de ustedes podría describir con precisión las manillas de su casa? ¿Sabría decir con seguridad si las manillas de los cerramientos de las ventanas de su dormitorio, o las instaladas en la puerta del cuarto de baño, por ejemplo, son redondeadas o cuadradas, de estilo clásico o moderno, pulidas o satinadas, plateadas o amarillo dorado?

La manilla es un accesorio que forma parte de la vida cotidiana: un elemento poco visible pero siempre presente en un hogar, desde el más refinado hasta el más básico. Pero no todos prestan atención al material y a su forma, acabado y color. La manilla entra en la categoría de elementos secundarios, cuya elección suele encargarse a un tercero, ya sea el arquitecto o el dependiente de la tienda de bricolaje más cercana.

La manilla de la ventana debe esta desconsideración a su principal característica: es en efecto, antes que cualquier otra especificación, una herramienta funcional, humilde en su forma y tamaño. Es necesario, pero se tiende a considerar su aspecto estético como una frivolidad, un valor añadido del que -quizá- se pueda renunciar.

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Manilla, breve historia del diseño

Nacida con una finalidad puramente funcional, la manilla ha adquirido con el tiempo una gran variedad de acabados. En efecto, hasta el siglo pasado, no se puede hablar de una verdadera «búsqueda de la forma» de una manilla, sino más bien de una evolución de los materiales utilizados y de una diferenciación sustancial en función del objetivo del edificio y de las posibilidades económicas del propietario.

Si las manillas más comunes utilizaban aleaciones de hierro tradicionales con un diseño sencillo, las pertenecientes a ambientes más ricos combinaban el material más valioso con una forma elaborada y lo más personalizada posible.

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A partir de los años veinte, con el nacimiento del diseño industrial, la forma de la manilla adquiere una nueva importancia y se convierte en un desafío para los diseñadores: ¿cómo crear un producto alternativo partiendo de un objeto ya básico?

Si queremos resumir los esfuerzos creativos de esos años, las manillas se pueden dividir en dos categorías principales. Por un lado, las manillas geométricas, con su forma lineal y seca, la síntesis máxima concebida como una simple palanca que acciona el mecanismo de abertura. Por otro lado, las manillas orgánicas, de forma curva y sinuosa, que siguen la gestualidad y las medidas de la mano. Por primera vez se introduce el concepto de «ergonomía» como máxima aspiración del objeto manilla: expresa la relación del hombre con la arquitectura, el contacto del cuerpo con la construcción.

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La manilla de la ventana hoy

Las tendencias actuales en manillas no se diferencian mucho de las del siglo pasado y se basan en las divisiones básicas entre estilos clásico y moderno, entre gusto artesanal o de diseño. Sin embargo, la particularidad de la oferta comercial de hoy reside en la posibilidad de personalizar cualquier aspecto de la manilla, ya sea el material, el acabado, el color, la forma, el tamaño o el estilo. ¿Cómo orientarse entre una gama tan amplia de modelos y aún más amplia disponibilidad de variantes?

Desafortunadamente, no existe una regla matemática que nos indique la solución a nuestro problema. Sin embargo, hay varios factores que tenemos que considerar para elegir y que nos pueden orientar hacia el modelo que más nos conviene. No delegar más la elección al profesional y ser lo más autónomo posible en este mundo pequeño pero detallado.

Skyline Handle, main image

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