Un antiguo edificio rural y un inspirado proyecto de renovación: Villa Parma se afirma en la campiña emiliana con una identidad nueva y, al mismo tiempo, antigua. Basta con observar el perímetro actual determinado por el marco de hormigón que, como un hilo, cose el antiguo edificio de ladrillo a los nuevos espacios interiores y exteriores, creando una secuencia de lugares para los usos actuales. El presente, el pasado y el futuro del edificio están unidos por una visión arquitectónica que respeta lo existente y se abre a la modernidad: gracias a ello, el proyecto se convierte en una oportunidad para renacer conservando intacta el alma de la casa.
La atención sartorial al detalle se revela en todos sus matices, desde los muebles de roble europeo hasta el revestimiento de tela tapizada de las paredes perimetrales. El diseño de las ventanas y puertas no es una excepción: se trata de un producto altamente personalizado que expresa de la mejor manera posible el concepto rector de «marco espacial». Cada porche, muro o abertura dirige la mirada hacia una vista concreta, enmarcando el paisaje para crear un contenido siempre cambiante.
Las nuevas aberturas a toda pared juegan con los volúmenes del edificio existente, ampliando el interior hacia el patio y el jardín.
El diseño de las ventanas está pensado para integrarse en el contexto: la esencia de roble recuerda los colores cálidos de la mampostería y el perfil fino y limpio se acerca al marco de cemento, subrayando elegantemente su estructura. La colección Skyline Minimal Frames elegida por el arquitecto Di Gregorio representa el punto de unión entre los dos materiales, entre el lleno y el vacío, entre el interior y el exterior, entre el espacio tridimensional y la esencia lineal del marco, entre la sombra y la luz.
